Aunque sin dejar de lado la risa (algo casi imposible en mi
caso), este mes ha sido más variado, tanto en género como en estilo: cartas,
novelas, ensayo (que aún no he terminado), humor, amor, literatura… Y aquí dejo
el resultado.
CORRESPONDENCIA. Lou Andreas-Salomé – Rainer Maria Rilke.
Breve pero intensa, esta colección de cartas entre estos dos
escritores es una pieza destinada a quien desea conocer un poco del tormentoso
pensamiento del poeta, siempre que se tenga curiosidad por adentrarse en estos
caminos asilvestrados. Confieso que soy una de esas admiradoras compulsivas que
disfrutan, no solo de la obra de sus favoritos, sino también de su vida,
motivaciones y todos esos pequeños detalles que rodean su creatividad.
Para maridar con:
curiosos, mitómanos, fetichistas literarios.
SEÑORA O SEÑORITA. Wilkie Collins
Entre la intriga folletinesca y la comedia de enredo, esta
obrita de Collins utiliza tipos y tópicos conocidos: el galán encantador, el villano malísimo, la
muchacha inocente, el amor imposible y los matrimonios de conveniencia… Todos
los elementos para construir una historia entretenida con algunos momentos,
incluso, divertidos (como el baño en el mar del héroe), aunque le falta garra.
Me gusta el punto irónico; la solución fácil, no.
Para maridar con: quienes
necesiten una lectura rápida y amena.
SUEÑO Y AZAR. Fernando García Pañeda
Novela breve, juego de piezas engranadas, estructura cuidadosamente
dibujada. La música como hilo conductor. Y el frágil hilo del amor. Nacida de
una anécdota, la trama recorre el camino del cangrejo y, durante el trazado, va
dejando pistas que seguir engarzando. Un plato en apariencia sencillo que
merece la pena degustar.
Para maridar con: los
que gustan de historias sensibles, que no sentimentales.
DISTINTAS FORMAS DE MIRAR EL AGUA. Julio Llamazares
Suelo dejar enfriar aquello que me recomiendan con
entusiasmo ya que las altas expectativas, demasiado a menudo, acaban por verse
defraudadas. Quizá la falta de ese espacio de seguridad tuvo la culpa de que
este libro me decepcionara. Cuando lo empecé, me gustaba la historia que quería
contar y me interesaba la manera de contarla, desde una perspectiva polifónica.
Ahí chocamos, porque si el violín y el trombón me suenan igual, no soy capaz de
apreciar la orquesta. Quizá sea esta mi mayor objeción: la monotonía de las
voces. El quedarme con la sensación de que podía dar más de sí, de que la
instrumentación se quedaba corta para lo prometedor de la melodía. La interpretación
era correcta pero le faltaron notas para convencer, para emocionar.
Para maridar con: aficionados
a las historias intimistas y la evocación de lo pasado.
DON CLORATO DE POTASA. Edgar Neville.
Conocía al Neville escritor por referencias y al
cinematográfico un poco más pero, sabiendo del carácter humorístico de su obra,
fue imposible resistirme a este librito que me ofreció una amiga. No me arrepiento
de ello. Aunque sea un tópico, delirante y absurdo son los adjetivos que mejor
califican esta historia de tres jóvenes alocados que, tras cometer un crimen,
emprenden la más surrealista de las huidas. Llegué a soltar la carcajada.
Satírico hasta el sinsentido, apenas da tregua en el ritmo galopante de las
páginas. Se lee tan rápido que apenas te das cuenta de haberlo terminado. Y te
deja con la sonrisa, todavía, durante un rato.
Para maridar con: gente
sonriente, riente y carcajeante.
PÁLIDO CABALLO, PÁLIDO JINETE. Katherine Anne Porter
Tres novelas cortas ligadas por una cierta noción de la inevitabilidad.
Dos ambientes del viejo sur estadounidense, distintos y en cierto modo
complementarios. Una voz potente y a la vez evocadora.
La primera de ellas (“Vieja mortalidad”) tiene en común con
la tercera, que da título al volumen, a su protagonista Miranda, un alter ego
de Porter. De ella se sirve para para exorcizar antiguos demonios: desde una
infancia en el cambio de siglo hasta la experiencia de la I Guerra Mundial y la
gripe española, que ella misma padeció.
Entre medias, “Vino de mediodía”, un retrato vívido y
conciso del mundo rural sureño, una espléndida muestra de la habilidad
narrativa de la autora.
Un libro formidable, en su conjunto. Una lectura para repetir.
Para maridar con:
lectores hambrientos del buen contar.
HERMANA MUERTE. Thomas Wolfe
Impactante, como lo es Wolfe siempre, esa forma de contar
que tiene me llega a lo más profundo. El discurrir del pensamiento y de las
frases, la capacidad para condensar y, al mismo tiempo, ser lírico y exuberante…
quizá, en algún momento, demasiado exuberante. Pero no es fácil vestir a la
Muerte de belleza y él lo consigue. La Muerte, el Sueño, la Soledad… Conmoción
y maravilla. Placer sensorial.
Creo que no debería volver a comentar a Wolfe; no soy
objetiva.
Para maridar con: amantes
de lo bello y lo triste.
Una cata excelente, Zazou. Se nota que tienes un exquisito paladar. Me llama la atención la Correspondencia entre Lou Andreas Salomé y Rainer María Rilke (será por mi manifiesto fetichismo literario) y el de Wilkie Collins de quien -que no se entere nadie, por Dios- no he leído nunca nada.
ResponderEliminarUn abrazo y a ver qué "bebes" en julio. Seguro que tan bueno o más que en junilo
Ay el de Wolfe!! Ay!!
ResponderEliminarBesos
Mis ojos han frenado en seco cuando han leído Edgar Neville. Ya te lo he dicho todo, me pongo a maridarlo lo antes posible. ;D. Abrazos.
ResponderEliminarDe toda esta cata me quedo con mi debilidad: Thomas Wolfe, al que desde El niño perdido no he vuelto a leer porque lo tengo ahí como una joyita que no quiero estrenar, que me gusta contemplar :)
ResponderEliminarUn abrazo
Me re-apunto el de Thomas Wolfe y me apunto el de Edgar Neville. Viva el contraste.
ResponderEliminarAunque el de Rilke también me tienta. Si me gusta la literatura epistolar y me encanta "Cartas a un joven poeta", este me tiene que gustar también, seguro.
Gracias, como siempre, por tus interesantes sugerencias.
Un saludo.
Tengo pendiente el de Sueño y Azar, que caerá en breve.
ResponderEliminarMe alegra saber que hay más gente que se ha leído Dos Clorato de Potasa, alguien nacido después de 1930, digo.
A mí el principio me pareció genial, lo de la fiesta esa en la que hacen lo que hacen por no decepcionar... glorioso. El final americano, flojo, y un pegote en toda regla.
Deberes para antes de terminar el año: Estrenarme con Wolfe. Y con Collins. Bueno, primero con Wolfe, que es el que lleva más tiempo esperando su turno para que nos conozcamos.
ResponderEliminarUn beso!
Juan Carlos: La edición que tengo no es la correspondencia completa sino una selección, pero ha sido muy interesante. Tengo por ahí, también, la que se intercambiaron Rilke, Pasternak y Tsvetaieva y cualquiera de estos días me pongo también con ella.
ResponderEliminarCarax: Ay es poco...
Marisa: Lo que me he reído, niña,, lo que me he reído...
Ana Blasfuemia: Joya es poco. "El niño perdido" me fascinó. "Una puerta que nunca encontré" me dejó a sus pies. Con "Hermana Muerte" he terminado por ser suya para siempre...
Ángeles: Pues son buenas elecciones todas, cada una en su estilo. Lo cierto es que ha sido un buen mes.
Loque: Lo de Neville ha sido accidental... y cómo me alegro de ello, qué buen rato pasé. Y en lo de la segunda parte estoy completamente de acuerdo: era innecesaria, aunque tiene su gracia.
Teresa: Wolfe es maravilloso, espero que no te defraude. Si vas a empezar con Collins, "La dama de blanco" o "La piedra lunar" son magníficas.
Gracias por vuestra visita.