Jornadas XXVI y XXVII: Relaciones difíciles
Cuando se habla de
parejas de escritores, siempre me vienen las mismas a la cabeza, supongo que
por la complejidad de unas relaciones que a veces se llevaron tanto protagonismo
como los propios escritores y, por ello, colaboraron en la creación del mito.
Como Paul y Jane Bowles. Inquietos creadores y viajeros, su relación fue
compleja en el sentido más primario de la palabra porque, efectivamente, estaba
compuesta de varios elementos: el matrimonio, la bisexualidad y una leal
amistad que duró toda la vida.
Compositor, escritor,
traductor y articulista, Paul era un creador versátil que, en lo literario,
dejó testimonio de su agitada vida entre las páginas de sus novelas y relatos,
en poemas, diarios de viajes y memorias, y además varias piezas musicales y
óperas.
La obra de Jane, sin
embargo, se reduce a una novela, un volumen de cuentos y una obra de teatro
que, en su estreno, resultó bastante controvertida. Me pregunto hasta
dónde hubiera llegado si la enfermedad y ella misma no hubieran frenado su
talento narrador.
Al lado de los
nombres de algunos de sus amigos, como Truman Capote o Tennessee Williams, hoy
parecen haber quedado diluidos en el maremágnum de la memoria literaria. No lo
merecen. Sus voces, muy diferentes y unidas solamente por el apellido y esa
peculiar forma de amor que compartieron, tenían mucho que decir. A mí me gusta
escucharlas.
PALABRAS INGRATAS. Paul
Bowles.
Mediante una
estructura epistolar unívoca, con tintes autobiográficos, se presenta el relato
de una degradación que es, en parte, la que afecta física y emocionalmente al destinatario
de las cartas y, sobre todo, la de la relación entre ambos.
Intenso en su
aparente desapasionamiento, con un punto de ironía casi cruel, ya en el primer
párrafo parece marcar la trayectoria de una correspondencia que tiene los días
contados. Carta a carta, el tono se va distanciando y dejando entrever en esas
respuestas que no se leen, aunque se adivinan, las heridas de ambos
interlocutores. Heridas que son constantes en la vida y sólo la forma de
enfrentarlas marca la diferencia: las que produce la pérdida.
PLACERES SENCILLOS.
Jane Bowles.
Un retrato de dos
ingenuidades o, más bien, de dos inseguridades. El riesgo de romper la
protección que da el aislamiento. El miedo al futuro, al mundo, a uno mismo.
Salir de los placeres sencillos para enfrentarse a… a la vida.
Con pocos trazos y
un espléndido uso de la elipsis, Jane Bowles consigue en pocas páginas dibujar
unos personajes que extraen de lo anodino una nota de extravagancia que provoca
la ternura. En apenas dos escenas, capta la dimensión trágica de unas vidas
pequeñas en sus rutinas, de pronto rotas, y pone en evidencia el engaño con
que, a veces, uno mismo se envuelve.
Estos dos relatos
pertenecen a sendos libros con los mismos títulos y creo que esa fue la
principal razón para escogerlos, porque en ambas antologías me costó decidirme
por uno. En el caso concreto de Jane, “Camp Cataract” o “Idilio en Guatemala”
eran otras magníficas opciones que me resigné a dejar a un lado. Volveré a
ellas.
Placeres sencillos. Jane
Bowles. (Plain Pleasures,
1966).
Anagrama, 1983. Traducción: Benito Gómez Ibáñez.
Palabras ingratas. Paul
Bowles. (Unwelcome Words,
1988).
Alfaguara, 1998. Traducción: Rodrigo Rey Rosa.
Aunque tratamos cosas totalmente distintas, estamos seguros que el Arte y el Misterio pueden no estar reñidos...
ResponderEliminarSomos nuevos aquí, y nos gustaría que echaras un vistazo a nuestro blog, en el que intentamos dar otro punto de vista a un tema tratado de mil formas distintas! :)
http://losarrumacaos.blogspot.com.es/
Saludos!
No he leído a ninguno de los dos autores, pero me has dejado con las ganas, así que me los apunto.
ResponderEliminarUn beso!
Me apunto ambos escritores...De Jane Bowles, había oído hablar...ahora toca esperar...Pero en algún momento me tomaré más de un té con ellos/as.
ResponderEliminarGracias por la recomendación y por los conocer los lazos que les unen. Muy curioso...
Buen día y buenas lecturas
Encantada de recibiros, Ignasi. Me pasaré a conoceros.
ResponderEliminarSon autores muy interesantes ambos, Teresa. A mi Jane me fascina.
Lo del té con ellos, María, quizá uno moruno, por eso de que vivieron en Tánger. Aunque a Jane mejor le pones una copa, je, je.
Gracias por vuestra visita.