De niña vestías con zapatos soñadores, ilusiones de cuello
alto y propósitos sin mangas. Aún te sigue gustando entrechocar los tacones de
tus chapines encarnados y tu primer amor siempre será el espantapájaros pero
hoy, mientras viajas en tu arco iris de ida y vuelta, oyes el tic tac de la
lluvia marcar las horas.
Qué deprisa crecemos, ¿verdad? Todavía tengo imágenes de mi niñez muy vivas, y fue hace tanto, que me da miedo pensarlo. Un besote.
ResponderEliminarCómo nos gustaban esos detalles.. y yo sigo queriendo crecer, aunque ya no a un ritmo tan vertiginoso.
ResponderEliminarBesos.
El pasa y nos hacemos mayores, sí. Imparable, inevitable tic-tac...
ResponderEliminarUn abrazo,
¡Qué puñetero tiempo! ¿Por qué tendrá que ir tan rápido, tan frenético? :(
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