Un comienzo de año variado y
desigual en lo lector: desde el siglo XIX hasta la actualidad, de Europa a Estados
Unidos, con una predominancia española que no suele ser habitual en mis
lecturas. Esto último es bueno: explorar la tierra propia y probar sus frutos, hay
mucho que degustar.
UN CUENTO DE
ENFERMERA. Louisa May Alcott
Un entretenimiento,
principalmente, que tras varios coqueteos con lo folletinesco acaba por llevárselo
a la cama para darse un revolcón con él. Con los estereotipos de los que partía
–joven pobre y guapa trabajando para una familia rica pero infeliz, frente a un
pariente de atractivo mefistofélico–, era fácil caer en ello. Lo mejor: su
protagonista, una mujer fuerte a pesar de sus circunstancias, y retratada con
realismo por la pluma a veces demasiado amable de Alcott. Lo peor: el
tratamiento de los capítulos finales, que no el final (otro me hubiera
defraudado demasiado). Hay una cierta tendencia a caer del lado sentimental y
melodramático que, personalmente, ayuda a desinflar mi interés. ¿Me ha
disgustado? No, pero me ha resultado insuficiente.
Para maridar con: quienes gusten de la novela de intriga con tintes
góticos y románticos.
EL ARMARIO DE LA
GINEBRA. Leslie Jamison
No es el qué, es el cómo.
Historias de alcoholismo hay muchas, eso no es original. Familias
desestructuradas, secretos dolorosos, fracasos y traumas para atormentar. Vidas
erráticas que buscan el hilo de Ariadna para salir de su laberinto. No es
nuevo, no. Está ahí, formando parte de lo cotidiano. Pulsiones, compulsiones.
Todos estamos hechos de ellas, todos guardamos migajas de frustración y
búsquedas, a veces sin sentido, en nuestros bolsillos. Nos construimos con
ello, o a pesar de ello, o por encima de ello. O nos destruimos. La vida no es
justa, el mundo no es justo; nosotros tampoco somos justos. Pero hay que vivir
o, al menos, existir. Manoteamos para no ahogarnos en medio de una existencia
de la que no somos conscientes de haber escogido, en qué momento, por qué.
Ésta ha sido mi lectura del mes:
este recuento de seres perdidos, de ataduras del pasado, de enigmas que se
esconden de uno mismo. A veces dura, a veces lírica, a veces da un paso de más.
Quizá porque había puesto muchas expectativas, al terminar sentí que le faltaba
algo. Solo al cabo de los días me di cuenta de lo que era: mi objetividad. Así
que la he recogido para ponerla en su lugar y, ahora, se ve más. Con toda su poesía de la realidad. Bella, oscura y dolorosa.
Para maridar con: quienes no teman caminar por el lado amargo de la
vida cotidiana.
EL
ARTE DE LA NOVELA. Milan Kundera
Este compendio de pequeños
ensayos que, en principio, no fueron escritos como ensayos, no es un estudio
canónico sobre la entidad de la novela, ni una lección sobre cómo escribirla
sino, más bien, una visión sobre cómo enfrentarse a ella. A partir de siete pequeños
escritos diferentes, interconectados con el tema común de la novela, Kundera
nos introduce en su manera de entenderla y escribirla. Un discurso, una
entrevista, un glosario personal… Su mundo novelístico interpretado por él
mismo. Para acercarnos a él. Para comprenderlo un poco mejor. Para aprender,
siempre.
Para maridar con: curiosos de la teoría literaria, de la
arquitectura de las letras y, en particular, de los lectores de Milan Kundera.
AROMAS
DEL ATARDECER. Pilar Lou Martín
Aromas entremezclados en este
ramillete de relatos de diferentes texturas y colores, algunos más intensos y
otros diluidos en el conjunto final. Bajo la pátina gris de la tristeza, hay
pequeñas piezas teñidas de lirismo, conmovedoras; la autora también escribe
poesía y se nota. Un poco de humor para alternar, se me escapa una sonrisa.
Diría que les falta un afinado, algo menos de ingenuidad aquí y allá. De tanto
en tanto, un destello que podría contener una promesa. No es redondo, las
aristas están por despuntar, pero no deja mal sabor de boca.
Para maridar con: lectores todoterreno dispuestos a aventurarse por
las letras.
EL
CASO DE LA MANO PERDIDA. Fernando Roye
Últimamente me estoy encontrando
libros que me devuelven mi perdida relación con la novela policíaca. Aún no
está restituida del todo y soy consciente de todo lo que me he estado perdiendo
pero, mientras se va restableciendo poco a poco, estas lecturas son hitos de lo
más satisfactorio. Lo mejor de esta novela no es la intriga en sí misma, sino el
tratamiento: cómo va envolviendo una trama que podría ser previsible con las
situaciones, la atmósfera y, sobre todo, los personajes. Si algo me ha gustado
especialmente ha sido el movimiento y la caracterización de los personajes,
como el protagonista: ese tipo hosco y lleno de imperfecciones que, a pesar de
todo, me cae simpático. Y ese punto de memoria histórica que, aunque reciente, sólo
hemos vividos de labios de nuestros mayores. A la manera del sargento Carmelo,
se hace notar con los hechos más que con las palabras.
Para maridar con: quien guste de de las historias amenas y los
misterios peculiares.
* ¡Gracias, Sinerrata, por
presentarme a Carmelo Domínguez!
LAS
VIDAS DE EVA. V.V. A.A.
Una antología de relatos suele
adolecer de falta de regularidad pero, cuando los relatos recogidos pertenecen
a distintos autores, uno espera que la selección haya escogido las piezas
mejores. Claro que, si los autores son de diferente nivel, las piezas cobradas
también lo serán. Si a esto se le añade que alguna se haya introducido con
calzador, tenemos la diversidad asegurada. Aquí, para empezar, hay algún
no-cuento tramposo (que mencioné hace unos días) y las trampas, cuando las encuentro
(la ignorancia y el despiste me hacen pasar muchas por alto), me desazonan e
irritan. Son varias las autoras que pretenden ilustrar un viaje por las etapas
de la vida de la mujer y algunas lo consiguen con más o menos acierto, otras no
aportan gran cosa a lo que ya se ha dicho antes de mejor manera. Son historias
que se dejan leer, algunas con placer, aunque no me marcarán. Me quedo con la
última, “La loca que hay en mí” de Nuria Amat, y la sensación desalentada.
Para maridar con: interesados en las mujeres y sus circunstancias,
en las letras femeninas y quienes gusten de comparativas.
¿Y vuestro año lector
qué tal ha empezado?
Sólo he leído el primero pero me llevo un par de ellos apuntados.
ResponderEliminarBesinos!
No conozco ninguno de estos títulos y siempre me entusiasma aprender de tu mano, así que gracias. No sé si termino de "maridar" con alguno, pero he tomado buena nota del retrogusto en el paladar, para un futuro. Abrazos.
ResponderEliminar¡Hola! Pues mi año lector no ha empezado mal que digamos. Solo he leído un libro durante el mes de enero pero me ha resultado una lectura muy interesante y, ya ves, prefiero calidad a cantidad. Muchos besos.
ResponderEliminarTiro para el armario de la ginebra, a mi lo amargo no me echa atrás aunque todo tenga su momento, me has dejado impactada con aquello de tu objetividad perdida/restablecida. El cuento también me gusta, los relatos, los aromas. Un buen compendio. Las prisas nunca son buenas y las tortugas me encantan.
ResponderEliminarUn besote
Ginger: ¿Y qué te pareció el de Alcott? Yo tenía más esperanzas puestas en él.
ResponderEliminarMarisa: Algunos tienen su público, otros su momento, como el de Jamison. Es muy recomendable pero hay que estar preparada, porque no es lectura animosa.
Vecina: Desde luego, la calidad ante todo, por eso ahora me lo tomo con más calma. Y lo que cuenta es disfrutar, siempre.
Marilú: Buen libro, no lo dudes. Y mi pérdida de objetividad no es algo nuevo, a veces se va a dar un garbeo por algún rincón y tardo en encontrarla. No es que sea malo, no siempre, pero es mejor tenerla controlada. Ahora soy tortuga feliz.
Gracias y besucos.
El arte de la novela es el que más me llama, y el primero, pese a tus peros, jeje. Un besote!
ResponderEliminarAy, me encantó "El caso de la mano perdida" por ese humor, esa sutilidad en las descripciones y ese no caer (que habría sido lo fácil) en los discursos obvios contra la dictadura y el drama (justificado) de esos malos tiempos para muchas personas. Bss
ResponderEliminarNo coincidimos, pero me traigo dos novelas entre manos de las que espero hablaros pronto. Una me está sorprendiendo. Un beso.
ResponderEliminarNo he leído ninguno, pero al de Fernando Roye le tengo echado el ojo, los de Sin Errata nunca decepcionan. Biquiños!
ResponderEliminarYa veo que has tenido un poco de todo. Me apunto Las vidas de Eva para cuando termine La maldición de Eva ;) Me alegro que te vayas reencontrado con la novela, ya sabes que allí no estarás sola. Aunque aún tengo a medias El caso de la mano perdida estoy de acuerdo con lo que dices. Un beso
ResponderEliminarMe quedo con el cuento de Louise M. Alcott, a pesar de tus reservas, porque lo tengo pendiente desde hace tiempo, y porque -he aquí mi lado bibliómano- me encantan las ediciones de Funambulista.
ResponderEliminarAdemás, me ha interesado el de Milan Kundera, porque me interesa mucho el estudio y análisis de los procesos de escritura.
Gracias!
Meg: Espero que las disfrutes, si las lees.
ResponderEliminarMónica: Esos son sus puntos fuertes, desde luego, y la fluidez con la que se lee.
Lady Aliena: Pues espero ver tus reseñas y a ver si me tientas.
Cris: Lo pasarás bien con él, seguro.
Questasleyendo: A ver qué conclusiones sacas del de Roye. Espero tu comentario :) Y creo que el de relatos te puede gustar, sí.
Ángeles: Las ediciones de Funambulista son estupendas, sin duda, aunque en este caso el libro no era mío y, la verdad, no me ha dolido tanto desprenderme de él al devolverlo como me pasa con otros. El de Kundera merece la pena, sí.
Gracias y besos.
Hola Aranzazu, tomo nota de estos libros. El de La enfermera, me pica la curiosidad. Y el de El armario de la ginebra, parece interesante. Y muchas gracias por tu opinión sincera sobre mi libro, Aromas del atardecer. Besitos.
ResponderEliminarGracias a ti por invitarme a conocerte, Pilar.
ResponderEliminarBesucos.
Kundera lo he leído, el resto te los voy a tener que investigar para ver cual te robo.
ResponderEliminarMi año ha empezado escaso de tiempo, pero poco a poco me voy centrando. A veces cuesta
Besos
En tu lugar me iría a la ginebra, Mientras Leo, y al caso policíaco. Creo que son los que más te van... pero, claro, me puedo equivocar.
ResponderEliminarBesucos.