El otoño es una estación que tiende a la melancolía, quizá porque hace pensar en el paso del tiempo. Como la luz, el entusiasmo parece atenuarse. Ese correr los días hacia la oscuridad cada vez con más prisa. Las hojas desprendidas de los árboles y del calendario. Se acerca el invierno, el fin de año, otro más, nuevos propósitos, ¿qué objetivos se cumplieron? Hoy viento y mañana lluvia. El cambio, siempre una inquietud. Por lo visto, las ideas suicidas (y los suicidios consumados) se incrementan en primavera y otoño: épocas de transición que parecen favorecer el desequilibrio. Decadencia y caída.1
La decadencia del año no es nada, aun así, comparada con la que parece afectar a nuestra realidad mundana. Esa lleva más carrerilla, si cabe. Incluso se ha equipado con las alas del absurdo para echar a volar por encima de las cabezas, del bien y del mal, intentando dejar atrás cualquier huella de raciocinio que pueda estorbar su avance. Trucando el altímetro, si hace falta, para engañar al ojo y desaparecer entre las nubes a la primera de cambio. Así están las cosas. Una merienda de negros.2
Necesito respirar hondamente para no boquear como un pez fuera del agua cada mañana, al ojear los titulares del día. A ver qué perla encontramos. Qué aprendiz de alquimista ha convertido su cargo en oro. Qué intrigante de postín presume de su último escándalo. Qué epidemia de sinsentidos va a dar de qué hablar hoy. Y, por si no se formara por sí solo el suficiente alboroto, siempre habrá un correveidile que se ocupe de aumentar el ruido. Ya sabéis. ¡Noticia bomba!3
Si la primavera fue inestable, este otoño no queda atrás. Línea continua del desbarajuste político que anima la vida pública: despropósitos, canalladas e ineptitudes varias se acumulan en el haber de una clase que se aleja más, cada día que pasa, del pueblo al que se supone que representa. A esto se le une la sinvergonzonería de otra clase tan distante o más de la gente llana: el poder económico que, desde la penumbra, extiende su larga y siniestra mano cual Sauron desatado. Nos avasallan con sus hordas. ¿Qué pretenden? Rendición incondicional.4
No. No nos rindamos. Defendamos lo que más importa: los seres queridos.5No hay más banderas6que las de la libertad, por lo menos la de pensamiento. Más allá de estos cuerpos viles7, que algún día no serán más que un puñado de polvo8. Debemos legar a nuestros sucesores algo que merezca la pena, algo mejor que una utopía, no un amor entre las ruinas9.
1 Recordatorio: releer a Evelyn Waugh.
2 Recordatorio: insisto en releer a Evelyn Waugh.
3 Recordatorio: sin excusas para releer a Evelyn Waugh.
4 Recordatorio: leer lo que tengo pendiente de Evelyn Waugh.
5, 6, 7, 8, 9Observación: Sólo intentaba desahogar la hartura que me llena estos días. No sé si como terapia habrá servido pero algo me queda claro: mi mente pide volver a Evelyn Waugh.
Ahora no sé si preguntar qué tal lleváis este otoño o si habéis leído a Evelyn Waugh…
Melancólica no estoy y la decadencia... en fin, no está en mí, está alrededor. Es la indignación la que me tiene atrapada por las vísceras en estos días. Hay cosas que me sacan de quicio.
ResponderEliminarA mi sobrina la miraré y remiraré, no lo dudes, pero pensando en su futuro me vuelvo a irritar, porque no quiero que herede demasiada miseria.
Y a Waugh... vaya si lo leeré, no me va a quedar más remedio después de haber recogido tantos títulos de su bibliografía para formar el artículo XD
Besucos.
Pues fíjate que no sé quien es esa escritora, intuyo que vale la pena, ¿no? Para mí la época más melancólica es el invierno, por la navidad y todo eso. Biquiños!
ResponderEliminarEs un autor inglés que para mí es un clásico. Crítico, irónico y elegante. Su obra más conocida es "Retorno a Brideshead", por la serie, y recuerdo haberme reído mucho con "Los seres queridos". Lo leí hace muchos años y no sé por qué me apetece volver a él.
EliminarMe pasa igual que a ti, por la navidad sobre todo, aunque creo que es la primavera la que peor llevo.
Besucos.
¿Leer a Evelyn Vaugh el balsámico, terapeútico, explicativo? no, no la he leído antes pero visto el clima y las circunstancias parece que no hay de otra.
ResponderEliminarPor el contrario me encanta el otoño, ni colores, ni días cortos me hacen venir abajo, para mi siempre es un nuevo comienzo, puede que sea rarilla, lo sé. Lo que sí me indigna es todo lo demás y que cualquiera con: dos dedos de frente y tres de humanidad lo vería claro pero parece que falta a más de uno y de dos, fallan las cuentas.
Te dejo que desahogues si vas a concluir con no rendirte, espíritu!
Besos
Los colores del otoño son bien hermosos y, sí, me parece acogedor. Es "todo lo demás" lo que me mantiene en el filo. Y por eso me desahogo.
EliminarBesucos.
El otoño acaba de empezar, así que no voy a ponerle etiquetas (todavía) ni dejarme llevar por esa melancolía que le parece tan propia. No es una estación que me disguste, no sé porqué siempre me ha parecido una estación acogedora... Lo que sí estoy es sumamente cabreada, estado emocional que está a un paso de la tristeza, tal y como transcurren las cosas.
ResponderEliminarDe Evelyn Waugh. leí, tiempo ha, Retorno a Brideshead, y tengo por ahí como objetivo ¡Noticia bomba!.
Besos otoñales!
Ay, Ana, pero este otoño me lo están estropeando mucho... estoy a la que salto, qué le voy a hacer. Pero todo pasa, dicen, espero; y, si todo pasa, esto también pasará.
Eliminar"¡Noticia bomba!", qué bueno... Como todos los que he mencionado (aunque, confieso, algunos están pendientes).
Besucos.
No la he leído. Sé que el otoño implica menos luz, cambios, desajustes, de hecho mi otoño no está resultando ser lo que esperaba,pero da igual, me encanta :-) Un besote!
ResponderEliminarMe alegra ver que que hay más gente que aprecia el otoño =) Me gustan los cambios. A veces, incluso lo que parece torcido luego resulta bien. Nos daremos tiempo, a ver.
EliminarLo bueno que tiene no haber leído a Waugh es que, a estas alturas, él no te lo reprochará... (un poquito de humor macabro, je, je).
Besucos.
Es lo que hay, Beatriz. Hasta las orejas estamos de tanta basura acumulada... metafórica, se entiende, aunque también huele ya.
ResponderEliminarNo creo Waugh te hunda la moral, al menos no en este libro. Me encanta su humor irónico.
Besucos.
Gracias Zazou!!
ResponderEliminarSí, me siento melancólica; sí, me siento más cabreada que una mona; sí, me siento desolada en estos días ante tanto tonto y tanto aprovechado del tonto; y sí, creo que deberíamos leer todos a Waugh, ya que tú lo recomiendas sobre todas las cosas. ¡Ah! Y yo también miraré a mis sobrinos para curarme el alma. Abrazos.
ResponderEliminarLa risa es la mejor medicina, dicen, y puesta a automedicarme sabes que el humor inglés es lo que mejor me va para estas dolencias. En caso de apuro, podemos probar con la terapia de grupo ^_^
EliminarCuídate y llévate unos cuantos besos.