«Quisiera que me hubiera salido un comentario agudo y sarcástico,
pero se me ocurrirá esta noche, como si lo viera.»
La señorita Pole en “Cranford”, de Elizabeth Gaskell.
Seguro que os ha pasado más de una vez: al rato de haber mantenido una conversación, se os ocurre la respuesta adecuada a algún comentario que quedó sin contestar por falta de reflejos en aquel instante. No es como morderte la lengua para no soltar tres frescas a alguien que se lo está buscando, porque no merece la pena perder la dignidad a costa de intercambiar impertinencias. Es un bloqueo momentáneo y de lo más fastidioso.
Cuando eres lo bastante joven como para resultar fácil de abochornar, puedes llegar a creer que es señal de escaso ingenio e, incluso, acomplejarte un poco por ello. Luego te das cuenta de que es habitual, que a todo el mundo le pasa, bastante más de lo que piensas. Tanto, de hecho, que los franceses han llegado a darle un nombre a ese momento en que das con la contestación que ya no necesitas: “l’esprit de l’escalier”.
Sonaría muy interesante decir que aprendí esa expresión leyendo a Diderot (y si fuera en su idioma original, mucho mejor), pero voy a confesar sin vergüenza alguna que llegué a ella a través de Charles Schulz y su genial Charlie Brown, de quienes soy confesa admiradora. Bueno, en realidad fue la resabiada Marcia quien la utilizó en una de las tiras cómicas y me hizo bucear en busca de su significado. Y me encantó. Ahora, cada vez que me quedo en blanco ante alguna frase que me hace desear replicar y no consigo hacerlo, visualizo una larga escalera que se pierde en la oscuridad e intento imaginar en qué escalón perdido encontraré esa réplica agazapada, mirándome con burla por mi torpeza.
¿Os ha pasado a vosotros alguna vez?
Me encanta la cita de Gaskell, la firmaría yo misma, sin duda. ¡Claro que me pasa!. Además mi pareja tiene una especial agudeza y rapidez para ese tipo de comentarios, con lo cual se hace más patente mi ineptitud para la respuesta rápida y aguda. Siempre llego tarde y las respuestas y contrarréplicas se queda en la habitación oscura de mi mente... ;)
ResponderEliminarBesos!
Por supuesto que me ha pasado, qué buenas respuestas he macerado y la pena de no sacarlas a colación en el momento oportuno pero supongo que no estaba de gracia. Me ha encantado saber de esta peculiar escalera y también donde has descubierto semejante curiosidad, sin hacer de menos a Diderot pero, chica, Charlie Brown y la cuadrilla tienen encanto.
ResponderEliminarBesos
La señorita Pole me ha robado la frase, en serio. Se me ocurren siempre las réplicas más brillantes e ingeniosas, horas después del bochorno. Maldición!!
ResponderEliminar¿Alguna vez? La enciclopedia francesa ha incluido mi foto para ilustrar esta definición; no te digo más. ¡Con la de brillantes respuestas que tengo en el saco y no consigo colocarlas! Abrazos.
ResponderEliminarBah, Ana, algún día se quedará sin réplica y serás tú quien ponga el chispazo ingenioso. Ese día temblará XD
ResponderEliminarSoy fan de Charlie Brown y amigos desde... uf, ni recuerdo desde cuándo, Marilú. Y me aprendí el "esprit de l'escalier" de tanto y tanto que lo he vivido.
Pues somos legión, Mónica ;-D Mal de muchos...
¿Estás segura, Marisa? Pues te veo poco favorecida en la foto :-P