Jornadas XIV a XVI: De espejos y engaños.
Un cuarto de vuelta
a la derecha, medio giro a la izquierda, entrechoque de talones con los
chapines encarnados. Sortilegios para cruzar el tiempo atemporal de las
palabras escritas. Esto es magia: espejos y engaños. Distorsiones de la
realidad, percepciones de la vida. Paisajes hechos de letras. Esa patria sin
fronteras que cabe entre las páginas de un libro.
Crucé el cielo
montada en un arcoíris de niebla para recorrer reinos oscuros. La literatura
gótica ha cambiado pero la inquietud permanece, aunque sea sutil, y en un paseo
por sus jardines laberínticos has de cuidar donde pones los pies: puedes quedar
atrapada.
HORRIDÍA. Martin
Amis.
Otra vez esa trampa
que a veces se utiliza en las antologías y que tanto detesto encontrar: colarte
a modo de relato, por su relación con el tema, un fragmento de novela. Es una
traición al auténtico relato y la redondez propia de su naturaleza, por no
hablar de todas las puertas que deja abiertas y las ganas de saltar a la obra
completa.
Este no-cuento de
Martin Amis posee una atmósfera febril y el poder de la extrañeza y disfruté
con su forma de jugar con los personajes y el lector. El vigor narrativo es
innegable pero, está este pero, el que lleva al punto importante, ¡es solo una
parte de una historia mayor! Por muy bien escrito que esté, por mucha
curiosidad que me plantee, odio que me den algo que no he pedido. Si quiero la
novela*, leeré la novela pero no me des unas miguitas condescendientes.
Una lástima que la
emoción inicial de este horridía acabara en una horrilectura horrimediada.
NEWTON. Jeanette
Winterson.
Uno de mis múltiples
defectos es lo frágil de mi objetividad al enfrentarme a mis
predilecciones, es un hecho, y la lectura de determinados autores es una de
estas. Winterson tiene un algo especial que me toca la piel cuando la leo y en
este relato lo hace con un toque de enfermiza irrealidad.
Lo convencional
vuelto del revés como unos pantalones tendidos al sol: la superficie queda por
dentro, salvaguardada de la luz y de la vista, sabes que está ahí aunque solo
la intuyes por las formas que percibes desde el otro lado. «Esta es la historia de Tom. Esta es la historia
de Tom y de sus vecinos.» Un vecindario típico… o no tan típico porque ¿cuál es la forma de lo
normal?
Apenas un escalofrío
leve, honda la sensación de desaliento; una vez más, con ese estilo preciso y
sugerente, Winterson consigue meterme en su bolsillo.
LA REINA MUERTA.
Robert Coover.
Los cuentos
tradicionales son una fuente inagotable de revisiones, recreaciones,
reinterpretaciones y otras variadas reacciones, en uno u otro sentido, y la
literatura gótica bebe de ellos con frecuencia a veces excesiva, pero es que
llevan dentro tanta oscuridad (los auténticos, no los sucedáneos edulcorados)
que a veces resulta inevitable alargar la mano hacia ellos.
Aquí Coover recurre
a Blancanieves para colocarse dentro de la cabeza del príncipe encantador, una
vez finalizado el cuento, y ver el resultado a través de sus ojos desquiciados.
Las cosas no son lo que parecen, una y otra vez dejan de serlo y llegan a alcanzar
una absurdez casi poética. Exuberancia, desasosiego, mordacidad. La historia
tantas veces leída se cierra con habilidad sobre sí misma, gira antes de volver
a abrirse, ofrece una sonrisa torcida. Asombra.
Los tres relatos
pertenecen a la antología “Los nuevos góticos”, que reúne veinte textos de
otros tantos autores que demuestran que las sombras las llevamos nosotros y las
cadenas las arrastramos por dentro.
LOS NUEVOS GÓTICOS. Edición de Bradford Morrow y Patrick McGrath
Minotauro, 2000.
Traducción de A. Erenhaus y revisión de Susana Rodríguez Vida.
* El no-cuento de
Martin Amis “Horridía” es un extracto de la novela “Campos de Londres” (“London
Fields”, 1989), que publicó Anagrama en 1996.
El que más me llama es el de Winterson. A ver si lo encuentro y me animo a leerlo.
ResponderEliminarBesos y buen fin de semana!
De Coover he leído "Noir". Estupenda novela. Trataré de acercarme a este relato. Gracias. Un saludo.
ResponderEliminarMe da un poco de rabia también encontrarme con esos no-cuentos que mencionas.
ResponderEliminarTengo ganas de leer a Winterson. Aunque varios de sus libros me llaman la atención, supongo que empezaré por los que tienen en mi biblioteca ("La pasión" o "Planeta azul"), a no ser que alguien me diga que no lo haga bajo ningún concepto.
Besos.
Winterson es una escritora muy especial, Ginger, que de momento no me ha decepcionado.
ResponderEliminarMe apunto el título, Rachael. Me ha gustado el estilo de Coover.
Gracias por la visita ;-)
Adivina adivinanza ¿con cual de los tres se queda Ana Blasfuemia?....
ResponderEliminar¡Premio, Zazou!: Winterson, ya sabes de mi debilidad por esta autora, no te digo nada nuevo, sé que no me va a decepcionar nunca porque siempre me voy a encontrar en algún fragmento, en alguna frase o incluso en algún pie de página...
Por cierto, a mí también me cabrea tela eso de meter como relato un fragmento de una novela. Me parece una tomadura de pelo de tomo y lomo.
Un abrazo
Tenía muy claro que te fijarías en nuestra querida Jeanette, Ana. Tom es otro de sus personajes especiales.
ResponderEliminarLo de los falsos relatos me parece más bien una falta de respeto hacia el relato como entidad propia y hacia el narrador, el que escribió la narración fragmentada y cualquiera que escribe verdaderos relatos.
Besucos.
No sé si es cosa mía o es que antes no me había fijado, pero el caso es que me parece que tus entradas tienen cada vez un carácter literario más marcado. Es decir, que al hablar de los libros tú misma haces literatura, y casi da igual de qué libro hables, porque creo que acabaremos viniendo aquí no para ver qué nos recomiendas, no en busca de sugerencias, sino para leer tus entradas por sí mismas.
ResponderEliminarBesos, y a seguir!
Uy, gracias, Ángeles. Eso de "hacer literatura" suena muy serio ;-)
ResponderEliminarMe encantará que sigas pasando a leerme. Besucos.