Un inicio fulgurante: «El verano que cumplió quince años, Melanie
descubrió que estaba hecha de carne y sangre. Oh, mi América, mi tierra recién
descubierta. Se embarcó en un viaje embelesado, exploró todo su ser […]»
Con esas primeras frases, Angela Carter me enamoró. Me dio esa experiencia
extática que deja su señal y no puedes evitar, después, comparar las demás con
ella. Por eso me ha costado enfrentarme a otros libros de la autora, por el
temor a no sentir la misma fascinación. He tenido que asumir el valor de lo
único: resignarme a saber que, aunque ese momento no se volverá a repetir,
habrá otros con su propio encanto.
Cuento gótico en una envoltura expresionista, se vale de recursos tradicionales y lugares comunes filtrados por una visión onírica de lo sórdido. Historia de iniciación que se arrastra con un ritmo moroso pero inexorable por los recovecos de la pérdida de la inocencia, con una prosa sugerente que oscurece las esquinas de la realidad en una nebulosa de incertidumbre. Se ondula, susurra, avanza con languidez sinuosa hacia la catarsis de la verdad más íntima. En el camino, se viste de imágenes que brillan hacia dentro, como estrellas implosionando.
Cuento gótico en una envoltura expresionista, se vale de recursos tradicionales y lugares comunes filtrados por una visión onírica de lo sórdido. Historia de iniciación que se arrastra con un ritmo moroso pero inexorable por los recovecos de la pérdida de la inocencia, con una prosa sugerente que oscurece las esquinas de la realidad en una nebulosa de incertidumbre. Se ondula, susurra, avanza con languidez sinuosa hacia la catarsis de la verdad más íntima. En el camino, se viste de imágenes que brillan hacia dentro, como estrellas implosionando.
«Desnuda de una manera nueva y definitiva, como si se hubiese despojado
también de la piel y no llevara nada fuera de la desnudez esencial del
esqueleto. La carne de sus dedos casi la sorprendía; hasta podría haberse
quitado las manos como guantes, quedándose sólo con los huesos.»
Me gustan las historias de
iniciación, relatos de aprendizaje, bildungsroman
o coming-of-age novels, me da igual
como las llamen. Seguir el sendero más allá del oscuro bosque de la confusión
juvenil hacia una madurez muchas veces maltrecha, porque ese recorrido no
siempre es fácil. Y menos aún cuando se atraviesa la maraña del descubrimiento
de la sexualidad, de la sensualidad, del deseo más intangible.
Está en la naturaleza humana
desear el amor: amar y ser amado; pero saber hacerlo también forma parte del
aprendizaje. Identificar el sentimiento, separar el acto, comprender las
consecuencias, adaptarse a la situación. Es una estructura intrincada y
delicada que se nos puede escurrir entre los dedos, que se puede confundir con
otro impulso o, simplemente, con un sueño. La ingenua ansiedad de la
protagonista conmueve pero también irrita, quizá porque hurga en un error que
no nos es desconocido. Esos deseos vagamente imprecisos que asustan cuando
cobran forma sólida a nuestro lado.
«Todo se oscureció entre los pliegues del abrazo. Melanie estaba muy
asustada y a punto de llorar.»
Es esa mezcla de sueños y deseos,
de crecimiento y miedo la que me encadenó a este libro para siempre. Un atisbo
de magia que no es magia, la fantasía que desde dentro de nuestros pensamientos
intenta dar forma al mundo de ahí fuera, un mundo que se rebela contra el
intento de amoldarlo a nosotros. La realidad de manos frías. El caparazón a
romper para poder encontrar nuestro propio cuerpo. Y ese toque de sombría
perversión.
Un vestido de novia roto, una
juguetería desconcertante, un teatro de marionetas en tamaño natural, la
seducción de un cisne, un jardín decadente… Símbolos que cobran vida. Cada
elemento encajado con la precisión de una maquinaria de relojería y a la vez
evocador y evanescente. Todo es teatro. Y cuando el telón cae, la vida sigue. Arrolladora.
* Mi edición de “La juguetería mágica” es la que aparece arriba:
Editorial Minotauro, octubre de
1996 (1ª edición)
Título original: “The Magic Toyshop”
(©Angela Carter, 1967)
Traducción de Carlos Peralta
Esta es la portada de una de las ediciones inglesas, que me encanta:
No la conocía. Me has intrigado. Me la punto que tus sugerencias hay que tenerlas encuenta
ResponderEliminarPues así, de entrada, no my habría acercado a este título pero tu reseña contagia entusiasmo. Apuntado !!!
ResponderEliminarConfieso que estos argumentos "de iniciación", de sentimientos vividos por primera vez, me pillan algo lejos ya y no me llaman demasiado. Sin embargo, tu forma de transmitirnos tus sensaciones es genial y única. Enhorabuena. Abrazos.
ResponderEliminarMe gustan las novelas coming-of-age mucho, pero me resulta difícil encontrar alguna que esté bien y que no parezca que le falta algo. Esta parece que tiene todos los ingredientes necesarios para gustarme así que me la llevo :)
ResponderEliminarBesos!
La edición inglesa mola bastante, eh? Confieso que no lo conocia, pero tu entusiasmo y contundencia hacen que no lo olvide a partir de ahora :-) Un beso!
ResponderEliminarExcelente reseña. Me encanta la portada española. Pero coming-of-age no es "my cup of tea"...
ResponderEliminarEl género fantástico es un género que me da mucho respeto porque no acabo de sacarle todo el jugo... Sin embargo hace tiempo que esta autora me despierta mucha curiosidad, y no será casualidad que justo hoy tú nos traigas esta "marca". Y como confío en tí, de momento Terry Pratchett no, pero Angela Carter va a ser que sí.
ResponderEliminarBesos
Me gusta el género gótico y esta novela me atrae así que caerá ;)
ResponderEliminarBesos!!
Uff esta vez no sé qué decirte Zazou... No es el género que más me llame y en este momento creo que busco otro tipo de lecturas, así que igual lo mejor será esperar un poquito.
ResponderEliminarSaludos!!
Zazou a mi también me encantan las coming-of-age novels. No puedo evitar lanzarme a todas las que encuentro de esta temática y la que nos traes hoy me ha sorprendido muchísimo. Desconocía por completo este libro y creo que por la mezcla de imágenes y temas que has evocado en tu entrada, puede gustarme mucho.
ResponderEliminarYa te contaré cuando lo lea :)
Un beso!!
Leí este libro hace cientos de años (tengo esa edición de Minotauro), atraída por ese título maravilloso y sugerente, y aunque me gustó, no recuerdo haberle sacado tanto jugo como veo en tu estupendísima reseña.
ResponderEliminarAsí que otro para la lista de relecturas. Ay, esta dulce enfermedad...
Abrazos.
Vaya, gracias, chicas :-) Me alegra que os haya gustado la reseña, incluso sin atraeros el libro. A mí me marcó en cierta manera (de ahí que esté en esta sección, je, je) y de ahí el entusiasmo. Incluso está releído.
ResponderEliminarAh, no es fantástico, Ana, simplemente oscuro...
Espero que, si os animáis, no os decepcione después de mi exaltación.
Besucos.