A veces necesitamos cambiar algo en nuestras vidas, a veces
es la vida quien nos obliga a hacerlo. Dejar atrás costumbres y errores para
cambiarlos por otras costumbres y también otros errores. O simplemente hacemos
recuento de propósitos y objetivos sin cumplir y pretendemos, entonces,
reiniciar la partida con nuevas reglas.
Es imposible: el juego no funciona así. No podemos cambiar
las reglas de pronto y dar la vuelta al tablero, e ignorar que eso afectará a
todo lo ya ocurrido o por ocurrir.
No. Ya no somos una tabula rasa, un papel en blanco que se
pueda volver a rellenar. Esta hoja no se rompe sin más.
Todo forma parte de nosotros. Todo lo que hemos dicho y
hecho, lo que hemos sentido y pensado, incluso lo que hemos desechado
permanece. Los aciertos y los fallos nos han marcado y construido; no se pueden
arrancar de raíz. Ni siquiera una repentina amnesia podría anular lo que hemos
sido, las huellas que hemos dejado, aunque no logremos recordarlo.
Somos un palimpsesto que se ha cubierto una y otra vez de
líneas, puntos y colores. No se pueden borrar completamente. Siempre quedará el
rastro de otra silueta ahí debajo.
Volver al inicio.
Borrón y cuenta nueva.
Solo un autoengaño.
Empezamos de uno y medio, de diez, de sesenta y nueve, de
ciento volando hacia cualquier lugar. Sin desprendernos de todas las pequeñas
partes que nos forman, tan solo de las que nos lastran.
Reanudamos, en el sentido de volver a anudar lo que se ha
desatado.
Retomamos, corrigiendo errores.
Reconstruimos. Reparamos. Y, muchas veces, a pesar de todo, recaemos.
Y volvemos a empezar.
-----
Imagen: Las ruinas de Eldena, pintura de Casper David Friedrich (1825)
Pues es una suerte no tener que empezar de cero. Ya sé que a simple vista parece más sencillo empezar de cero, pero no es verdad. Todas nuestras experiencias nos enriquecen y nos mejoran, todas, absolutamente todas. Por eso es mejor empezar desde nuestra experiencia. Besos.
ResponderEliminar¡Bravo! Plas! Plas! Plas!
ResponderEliminarSolo nos queda levantarnos, "Y volvemos a empezar". Reanudar la marcha, pero desde ahí, desde ese punto del camino donde dejamos de pedalear.
Besos
Me gusta mucho reordenarme, me resulta más práctico que empezar de cero.
ResponderEliminarBesotes
Volver a empezar más que una obligación es una opción. Podríamos pasarnos la vida lamentándonos pero elegimos no hacerlo, y eso es lo que nos diferencia. Me ha encantado esta entrada. Biquiños!
ResponderEliminar¡Cuánta razón, querida Zazou! Nos engañamos pensando que no volveremos a ser lo que hemos sido, qué no nos equivocaremos como hasta ahora. Pero lo hacemos, porque somos quienes somos: el resultado de lo que hemos vivido y hecho. Como bien dices, es mejor reparar, reconstruir. Abrazos
ResponderEliminarNos reinventamos y eso es mucho más interesante y complejo...pero está lleno de creatividad...de ilusión...de esperanza.
ResponderEliminar¡¡Un abrazo grande!!(preciosa reflexión)
Empezar de cero sería una insensatez. Solo desprendernos de lo nocivo, de la carga; lo demás nos sustenta.
ResponderEliminarBesines,