«Una mentira es capaz de dar la vuelta al mundo antes de que
la verdad tenga tiempo de ponerse las botas.»
Terry Pratchett.
Ahora más que nunca, nuestra visión del mundo es producto de la interpretación de la realidad por parte de los medios de comunicación, aunque con ello no me refiero sólo a los medios periodísticos sino a este medio global de masas, tan directo y manipulador como el que más, que es internet. Lo instantáneo forma parte de nuestra actual forma de vida y, gracias a redes sociales como Facebook o Twitter, nos enteramos de lo que ocurre en cualquier punto del mundo prácticamente al momento.
Noticias y testimonios ruedan por las vías virtuales como bólidos de la información y, desde el momento en que una voz se viste con la autoridad para informar, se dan por sentadas la sinceridad y la credibilidad. Términos que, además de dispares, pueden resultar antitéticos y cada vez somos más conscientes de ello. Pero no debemos olvidar que interpretar, tergiversar y manipular no son actos privativos de los canales establecidos; todos caemos en ello. No hace falta mentir, basta con callar. Cada día lo vemos y cada día lo hacemos.
El genio de la fantasía satírica Terry Pratchett escribió un estudio sobre el tema con el sintético título de “La verdad” y la forma, habitual en él, de novela fantástica descacharrante. Protagonista: la prensa. Como medio y como objeto, además. Una inmensa maquinaria que parece tener el poder de la convicción porque, desde el momento en que los pequeños sucesos de la vida cotidiana se plasman por escrito, la gente empieza a creer en la letra como si fuera el profeta de una nueva religión.
«William se arriesgó a echar un vistazo a su lápiz. Sí que era una especie de varita mágica.»
Ver algo escrito en un periódico o en un libro le da mayor apariencia de verosimilitud que escucharlo tan sólo, aunque provenga de fuentes fidedignas (y quien dice periódico dice las noticias en general, incluso las de la radio o la televisión, que parten de una documentación y un guión ya preparados). Nos hemos acostumbrado a pensar que el boca oreja tiene más de chismología que la letra impresa, por más que ésta se especialice en cotilleo. Así, cualquier historia que aparezca por escrito nos resulta más real que un “me lo dijo Pérez”.
«—Oh, sí —dijo el señor Mackleduff […]—. No iban a dejar que cualquiera escribiese lo que le diera la gana. Es de sentido común.»
En “La verdad” aparecen dos periódicos: el que plasma lo que cree que la gente debe saber y el que se centra en lo que cree que la gente quiere saber. El primero cuenta historias de la calle, investiga, contrasta, especula también e, inevitablemente, interpreta. El segundo, la mayoría de las veces, inventa. Si bien Pratchett satiriza, no exagera tanto ni son descabellados los mecanismos del éxito que maneja.
«Esto es un periódico, ¿no? Sólo tiene que ser cierto hasta mañana.»
A menudo decidimos no saber; preferimos escondernos de la barbarie de ahí fuera, refugiarnos bajo una gruesa manta confeccionada a mano. Elegimos la historia de la mujer que dio a luz una serpiente antes que los entresijos del gobierno –o desgobierno– porque éste nos cabrea. Y nos decantamos por lo que más se amolda a nuestras convicciones previas, evitando el incómodo ejercicio de discernir entre la acumulación de ideas nuevas por si alguna nos hace cambiar el rumbo fijo del pensamiento.
«A la gente le gusta que les digan lo que ya saben. Recuerde eso. Se ponen incómodos cuando uno les cuenta cosas nuevas. Las cosas nuevas... bueno, las cosas nuevas no son lo que se esperan.»
«—¿Estás diciendo que a la gente no le interesa la verdad? —Escucha, lo que es verdad para un montón de gente es que necesitan el dinero del alquiler a finales de semana. […]»
Dos llaves tiene el poder: la información y el dinero. No sólo su posesión sino la capacidad para administrarlos y utilizar a las personas a través de ellos. La pluma es un arma, sí, pero en demasiadas ocasiones al servicio de quien le paga. Al final, de una o de cien maneras, todo se reduce a eso.
Ficha del libro:
"La verdad". Terry Pratchett
Ed. Plaza & Janés
Título original: "The Truth"
Traducción: Javier Calvo
Siento la presión en mi nuca... Creo que hasta ahora nunca había visto algo que me encaminara tanto a Pratchett como lo que nos has contado aquí. Y ya sabes que me resisto. Y hoy he tambaleado...
ResponderEliminarBesos
No quisiera hacer tambalear tus convicciones, Ana, pero este Pratchett crítico con la sociedad, que desnuda nuestros defectos a través de historias tan fantásticas como ácidas, a lo mejor no te disgusta... Tiene una forma de arremeter contra la mezquindad humana que despierta la sonrisa, cínica pero sonrisa (vamos, la que me viste tanto).
ResponderEliminarPero cuánta razón llevas. Oímos y creemos lo que nos conviene y depende de quién nos lo diga, le damos valor o no. Porque la formación que nos hace desarrollar la capacidad de crítica nos la cargamos hace tiempo, por si acaso daba problemas. Ay, Señor, qué mundo este. En fin, que me apunto tu recomendación, ¡por supuestísmo! Abrazos.
ResponderEliminarNos ponemos orejeras, como los burros :-D y a veces nos falta valor para apartarlas a un lado. Pero todo es intentarlo.
ResponderEliminarBesucos.