Leer es un vicio solitario que se puede compartir.

Tengo otros pero suenan menos adecuados.

Una mujer fuma

A las siete de la mañana, sentada en la terraza sombría de la cafetería del pasadizo, sola y encerrada en sí misma como una mónada, una mujer fuma.

Aspira el humo del cigarrillo con tal intensidad que parece hincharse con él. Como si necesitara llenarse de algo cálido, por muy evanescente que sea.

Ojos grandes, algo hundidos, y en las marcadas ojeras un rastro de rímel o de khol, que parecen decir a gritos que no ha dormido, que quizá ni siquiera ha pasado por su casa. El desaliño se extiende al desorden del pelo oscuro, recogido en una coleta sin mucho garbo. La cazadora abierta pese al frío matutino. Y esa expresión de que nada le importa, solo el acto de estar fumando, de esa única conciencia momentánea de existir por sí misma. 

2 comentarios:

  1. Muy buen relato... Me ha hecho sentirme como esa mujer que fuma e inventarme el resto de la historia.
    Besos

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  2. Un buen comienzo. Pero... ahora quiero saber más. Abrazos.

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