Jornada XX: Cruzando fronteras
Al sur de una
frontera geográfica de la literatura, la norteamericana, hace un siglo surgió
una corriente de escritores que, por encima del localismo de la ambientación de
sus historias, relataron con maestría la condición humana que trasciende los
límites de la geografía, la época o la raza que le dieron ese brillo especial
que los caracteriza. Ante la mención de la literatura sureña siempre recordamos
a Faulkner, Capote o ese fenómeno que fue Harper Lee, célebre por una única
(hasta ahora) y maravillosa novela. Después, probablemente, ya vienen a la
mente Ellas, las cuatro damas del sur: McCullers, O’Connor, Welty y
Porter.
La mirada de
Katherine Anne Porter sobre la realidad tiene filo, un filo que la abre en
cortes pequeños para ver lo que hay dentro sin desangrarla del todo. Consigue
llamar la atención prescindiendo de lo ostentoso: concentrada en el punto
exacto, ajustada como la propia piel, inequívoca y reveladora.
En esta jornada os
traigo la primera de las tres novelas cortas* contenidas en “Pálido caballo,
pálido jinete”. La compilación de toda su obra breve (recogida en este y dos
libros más) ganó el premio Pulitzer en 1965.