Leer es un vicio solitario que se puede compartir.

Tengo otros pero suenan menos adecuados.

El tiempo juega al escondite

El tiempo se queda a nuestra espalda y, si vuelves la cabeza, apenas ves la punta de su nariz escurridiza mientras se esconde. Un, dos, tres, el escondite inglés. Te vuelves a girar y lo tienes más cerca. Ahora lo ves, luego no lo ves, de pronto lo notas respirando en tu cuello. ¿Lo tenías tan desnudo? Puede ser, no lo recuerdas. Su aliento te roza con frialdad. Igual que sus dedos, afilados, al posarse en tu hombro. Te ha atrapado en su abrazo inevitable. Ríndete. 

Notas de cata: Rubén Angulo Alba, Marcela Olschki, Somerset Maugham, John Mortimer, Antonia Romero, Connie Willis.

La lectura es para mí una carrera de fondo pero, últimamente, parece haberse convertido en una de obstáculos. Llevo un tiempo con la concentración cayendo por el lado equivocado del territorio de la mente, ahí donde hay pendientes y barrancos de escarpaduras llenas de bordes filosos. Mi neurona funcional se está malacostumbrando a las abstracciones que me rozan y se alejan, dejándome como un niño al que se le escapa un globo y me hacen sentir, de algún modo, huérfana. Me ha costado un poco emprender la escalada de regreso; voy poco a poco, me fuerzo, aunque ya he reencontrado el tacto compañero de las palabras que hormiguean en las yemas de los dedos. Y aquí ando, un tanto renqueante pero ando, más o menos.

Durante este agosto atolondrado sólo he degustado unas pocas novelas cortas, muy cortas algunas, casi relatos (y este mes es aún peor, porque a estas alturas sólo he leído un libro y a trompicones). Estas son las catas resultantes:


LA ESCRITURA NECESARIA. Rubén Angulo Alba

Un combinado de licores diversos, sabor fuerte y algo seco: erotismo cotidiano y aroma de misterio. Entre medias, persistente, el toque amargo de la existencia. El argumento parte de ciertos estereotipos desarrollados de una forma personal: escritor viudo con un hijo pequeño se traslada a una nueva ciudad y, mientras se intenta centrar en la escritura y en su niño, se deja llevar por su atracción por las mujeres y una sombra misteriosa en la casa donde vive.  No es una novela redonda, es más bien tentacular, alargando un brazo por aquí y un pie que patea por allá, y en el interior de una historia en espiral hay algo promisorio, algo que susurra que aún queda mucho por dar.

Para maridar con: espíritus atrevidos que no temen aventurarse con el sabor de autores nuevos.  

Regreso a plazos

Seré breve: ya no estoy de vacaciones. El inciso despendolado terminó, así que llega la vuelta al ruedo... pero va a ser lento, a pequeños pasos, porque "circunstancias ajenas a mi voluntad" (tópico necesario) mantienen la concentración a una incómoda distancia, así que temo que las notas de cata de rigor se verán retrasadas un poco y no digamos otras entradas. Continuaré vagabundeando por las redes, por algunas más que otras y según qué ratos, e intentaré pasar por vuestros sitios en cuanto pueda, pero el poco tiempo no me dará para mucho así que quizá tarde en hacerlo y comentar, o quizá ni siquiera comente. Disculpadme por ello.  

Gracias por vuestra paciencia. Nos leemos pronto.  
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