Estoy de vacaciones. Tres
palabras que forman una frase tan breve como expresiva. Durante esta
semana y las dos próximas, estoy despendolada, sin más horarios que los que yo
me quiera marcar para poder dedicarme a lo que normalmente no puedo hacer. Así
que mi habitual dispersión está cobrando unas dimensiones ciclópeas y no sé
dónde me va a llevar.
Las lecturas no van mal. Una
primera semana trabajando y arrastrándome por autobuses y metros me ha dado
tiempo suficiente para terminar un libro empezado el mes anterior y terminar
otros cuatro. Parece buen ritmo pero he de decir que eran novelas breves, muy
breves, al menos dos de ellas.
Me he estrenado con Marcella
Olschki, autora que venía muy recomendada, y me ha encantado descubrir. Me he
reencontrado con John Mortimer y su extravagante Titmuss, una cita divertida y satisfactoria.
He vuelto a Somerset Maugham con una relectura maravillosa… En fin, que el
balance a estas alturas está siendo positivo, una vez más. Y en este momento
estoy inmersa en una nueva relación con Connie Willis, con quien tenía
pendiente cita desde hace tiempo. Mucha variedad.
También he tenido buena mano, o
al menos muy larga, en las adquisiciones: media docena de libros nuevos llevo
ya. Pero puedo dejarlo cuando quiera. No es una adicción, es sólo lástima hacia esos pobres libros ahí yaciendo, como huerfanitos de mirada suplicante en busca
de hogar. No es culpa mía que algunos se sujeten con sus manitas a mis faldas, reclamando
mi atención. Si quieren una casa donde vivir, la mía está abierta para ellos.
Agosto es un mes ocioso y algo
desangelado y, con este despendole que mencionaba al principio, me pasaré poco
por aquí y por vuestros blogs. Y en cuanto esté perdida por tierras francesas,
será aún menos. Pero no me voy del todo. Si no me da por desvariar en este rincón,
puede que lo esté haciendo en otra habitación de la casa (calladita no sé
estar, mal que me pese) o en alguna de las redes que frecuento. Al menos
mientras alguien no me ponga un bozal.
Para despedirme, os dejo una lectura
veraniega (que ya conocéis quienes paseáis por el otro blog) y entretenida:
El enlace os lleva al número 2 de
esta revista cultural que, además de artículos y entrevistas, recoge un puñado
de relatos, poemas e ilustraciones con el tema común de los viajes. Uno de
ellos, ejem, es mío.
Y ahora sí me voy. ¡Feliz mes de
agosto!