Leer es un vicio solitario que se puede compartir.

Tengo otros pero suenan menos adecuados.

El librero, de Régis de Sá Moreira

Editorial Demipage, 2013.
Título original: Le libraire.
Traducción: Sofía Rhei

A miles de kilómetros del lugar donde te encuentras, en un país, en una ciudad, en una librería, un librero ocupa sus días en leer y releer todos sus libros. De vez en cuando algún cliente lo abstrae de su tarea y le pide algún libro extraño, "donde todo suceda en un bosque", por ejemplo, "no aparezca ningún aparato electrónico" o "se repita continuamente la palabra indulgencia"
La librería abre ininterrumpidamente los siete días de la semana y se permite la entrada a todo el mundo, incluso a las parejas de enamorados y a los grupos de más de dos personas, aunque son especialmente bienvenidos los fumadores y los solitarios.
El principal lema de su excéntrico regente es "no vender basura". ¿Y quién es él para decidir qué es y qué no es basura?, le preguntan algunos clientes. Pues, precisamente, es el librero y con eso le basta. Y el único método eficaz que conoce para asegurarse de "no vender basura" es leerse todos los libros de sus atestadas estanterías
.


Este es uno de esos libros que cayó en mis manos por un impulso. Desconocía el autor, la editorial, todo lo que lo rodeaba. Simplemente lo vi en el estante de las novedades, con esa portada tan sencilla y poco reveladora. Tan sólo el título llamaba la atención, al menos para quienes, como yo, se ven empujados hacia cualquier texto que mencione los libros y lo que con ellos se relaciona. Luego leí la contraportada. Se me quedó pegado. Tuve que llevármelo.

Empecé a leerlo con una pizca de temor, pensé que quizá esperaba demasiado y que me decepcionaría de algún modo. No lo hizo. El estrafalario librero que protagoniza esta historia de tintes surrealistas me cautivó. Escrita con engañosa sencillez, esta corta novela resulta tierna, simpática y evocadora. Hay una atmósfera de irrealidad que la envuelve de principio a fin y que lleva a la sonrisa, socarrona en ocasiones y conmovida en otras. El amor a los libros, a las palabras, se respira en cada línea. La soledad, también. Esa soledad que todos llevamos dentro, que a veces nos envuelve como una capa protectora para mantener el dolor del mundo lejos de nosotros. La vida se sucede en una serie de anécdotas cuyo significado a veces resulta esquivo y la realidad, a veces, se confunde con el sueño. Las soledades de los personajes se encuentran, se entrecruzan, se separan.

Fábula sobre los libros y sobre la soledad, engañosamente sencilla, metafórica, tierna, riente y cautivadora, que hay que leer con todos los sentidos. Una mezcla de las que me llega al corazón para quedarse ahí guardada, reposando y macerando.

Página tras página permanecí absorta, deseando conocer más de ese librero sin nombre y, al mismo tiempo, temiendo terminar con esta pequeña delicia que me estaba fascinando tanto. Al llegar al final, un ligero sentimiento de desolación mezclado con entusiasmo. Sé que volveré a leerlo, he de hacerlo. Creo que se me han escapado matices que tengo que recuperar. Mientras tanto, mis impresiones son más que buenas. Por eso tengo que compartirlo 


Notas de cata: Jo Walton, Sarah Waters, Alexandre Dumas, W.M. Thackeray, Elizabeth Gaskell, Karen Lord, Terry Pratchett, Alan Bennett.

Este mes ha sido predominantemente decimonónico, pues varios de los libros que he leído (o comenzado a leer, pues aún tengo uno a medias) estaban escritos o transcurrían en el siglo XIX. Por eso cuando finalizaba el mes decidí dar un salto hacia otras perspectivas completamente diferentes. Creo que han sido buenas elecciones.



ENTRE EXTRAÑOS. Jo Walton

La lectura de esta historia de fantasía, de iniciación y, sobre todo, de amor a los libros me ha tenido fascinada. En parte, porque me he sentido identificada con la protagonista en más de un momento  pero, además, me gusta cómo está escrito, la manera que tiene de contar y esconder y dejar apenas entrever, de narrar elusivamente, de llenar las palabras con sentimientos sin ser sentimental, de llenar de magia lo cotidiano y hacer cotidiana la magia... y por el retrato que hace de la protagonista y de los personajes a su alrededor, de ese grupo de biblioadictos al que me gustaría haber pertenecido. Me ha parecido brillante.

FALSA IDENTIDAD. Sarah Waters

Situada en la Inglaterra del s. XIX y llena de reminiscencias a Dickens y Collins, la novela crea una intriga a base de dobleces que la envuelven en ambigüedad de principio a fin. El juego de engaños de sus protagonistas atrapa la curiosidad, aunque a medida que evoluciona la trama se va retorciendo de forma algo excesiva hasta llegar a un clímax final algo decepcionante. Con todo, es una lectura entretenida para animar una fría tarde en invierno. 
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