Este mes han tenido predominancia las lecturas escritas o ambientadas en la Inglaterra del siglo XIX, aunque también ha cabido la intriga policíaca y la extraña personalidad de un joven islandés amante de la jardinería.
Aquí está el resultado de la cata:
POSESION. A. S. Byatt
En un juego literario y metaliterario espléndidamente hilado, Byatt recrea la investigación sobre la vida y obra de dos escritores victorianos por parte de un grupo de estudiosos de la Inglaterra contemporánea. Se desenvuelve con brillantez en múltiples cambios de perspectivas, de voces e, incluso, de estilos y consigue dar verosimilitud a unos personajes absolutamente ficticios, gracias a la estupenda recreación de los ambientes, tanto en las partes históricas como en las actuales. Hay momentos en los que se duda de que los escritores recreados sean de verdad inventados. Por otro lado, el crudo retrato de las obsesiones de los eruditos que evidencian todas sus carencias de habilidades sociales, a veces rozando la misantropía, es muy bueno aunque resulta algo desalentador. Exhaustivo de principio a fin, leerlo requiere concentración para no perderse ningún detalle, ninguna pista, pero en resultado es enriquecedor de todo punto.
A priori, la trama no parece muy
original: un crimen actual parece tener sus raíces en otro crimen del pasado
que sale a la luz y trastoca las vidas de quienes tuvieron que ver con él. Sin
embargo, me enganchó desde el principio. Tiene muy buen ritmo y el suspense te
mantiene en vilo a pesar de que vayas sospechando lo que está por ocurrir,
porque sabes que puede sorprenderte a pesar de todo. El tratamiento de los
personajes también es bastante adecuado, en especial del protagonista, aunque a
veces está en un tris de ser demasiado bueno (qué joyita de hombre, ¿no?). Incluso
me he reído con los momentos que pasa con su hija y cuenta sus juegos
repetitivos (la canción de Dora la Exploradora, "mochila,
mochila...", o el juego escondite-pilla-pilla en la cama... es para
comérselo). En fin, que merece la pena leerlo para pasar un buen rato.
ROSA CANDIDA. Audur Ava Olafsdòttir
PERSUASION. Jane Austen
Esta historia de segundas oportunidades
y de pasiones contenidas, pero no muertas, es la obra más madura y, por lo que
a mí respecta, genial de Austen. Me encanta, como siempre, la ironía del
tratamiento de los personajes y situaciones, sutil y al mismo tiempo acerada, en
esta ocasión tamizada por la moderación de la edad. Incluso se atreve a poner
en boca de Anne, la protagonista, un alegato sobre la posición de la mujer en
la sociedad de la época, sus condiciones, posibilidades y actos en el marco en
el que vivían. No me canso de leerla. ¡La adoro!
CONFESIONES DEL SEÑOR HARRISON / CRANFORD. Elizabeth Gaskell.
Estrechamente relacionadas
ambientalmente pero diferentes en lo argumental, estas dos novelas cortas
corresponden a dos tercios del volumen “Las crónicas de Cranford”.
La primera narra la llegada de un joven
doctor a un pueblecito de la campiña inglesa y la manera en que los habitantes
reaccionan a ello. Los rumores crecen a su alrededor mientras las mujeres lo contemplan
como soltero elegible y se producen enredos, malentendidos y desventuras varias,
por lo general humorísticas aunque también hay alguna más dramática. El tono es
suavemente irónico y hay veces en que la sonrisa dura varias páginas seguidas.
Resulta simpática y muy entretenida.
“Cranford” recrea el ambiente de la
burguesía rural, igual que la anterior, pero es más redonda. Más que una novela
es un conjunto de relatos cuidadosamente engarzados, una historia coral llena
de personajes y anécdotas entrañables. Maneja la ironía sin caer en el
sarcasmo, la sensibilidad sin rendirse a la sensiblería y, página tras página,
va desarrollando las escenas con la precisión de una maquinaria de engranajes,
haciéndote partícipe de los diversos hechos que se narran. Para mí ha sido una
auténtica delicia.
EL JUEGO DEL ESCONDITE. Wilkie Collins
Es una de las primeras novelas de Collins
y, desde mi punto de vista, una de sus obras menores. Se deja ver su talento
narrativo pero delata, todavía, la falta de rodaje. El misterio de Madonna, la
joven sordomuda adoptada por un pintor mediocre, y las calaveradas del joven
Zack y su enigmático amigo Mat caen un tanto en lo folletinesco. El ritmo es un
tanto irregular, demasiado lento en la primera parte y precipitado en la
segunda, pero ofrece varias muestras de su brillantez a lo largo de toda la
narración, con esos toques de ironía admirable y un afinado tratamiento de los
personajes, especialmente en el caso del pintor y el intrigante Mat. Es un entretenido
aperitivo para conocer a Collins y avanzar hacia sus mejores novelas.
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